martes, 17 de abril de 2007

El Burrito Magico



Había una vez, en un bosque lejano, donde se situaba el país de las Hadas, que nadie sabe exactamente donde está, un burrito muy especial extraviado. En una noche nublada se lo encontró un granjero, que dio muchas gracias al cielo por habérselo encontrado, pues le hacía mucha falta. Lo recogió, le dio de comer, le cepillo bien y descansó en su establo.



A la mañana siguiente, su dueño lo iba pasando orgulloso por el pueblo, ya que era una gran ayuda para él y un gran regalo que le había concedido el cielo, y todos le miraban felicitándole por la suerte que había tenido. Miraban al dueño, y miraban al burro y uno a uno pensaban lo que podían conseguir teniendo un burro así.



Y cada uno pensó en lo que necesitaban: - Unos mayor ayuda para labrar su tierra. –Otros, en una lavadora, si lo vendían. Los niños lo veían como un amigo de juegos.
Lo que no sabían es que este burrito era especial y es que concedía deseos a quien lo mirara. Y todos aquellos, que por un memento soñaron y desearon en su presencia, ya se les estaba cumpliendo.



El labrador se encontró con ayuda para arar la tierra. Otros con su lavadora. Y los niños se encontraron con que venía el circo y la feria, y vinieron amigos y familiares de otros pueblos vecinos y de la ciudad. Y el pueblo se animó mucho y dieron gracias al cielo y a la providencia.




Todos estaban muy contentos, menos el burrito, que se sentía, alegre y triste a la vez, por que sabía que pronto se tendría que ir. Una noche con niebla igual de intensa de aquella noche que nuestro burrito apareció en el bosque, este desapareció, pero regaló a su dueño dos bueyes, por haber sido tan bueno con él y se fue a repartir sueños a otros lugares donde hacía falta. Y por donde pasaba iba dando felicidad y ternura.


Xela

sábado, 14 de abril de 2007

Robi (1ªParte)



Erase una vez, un libro que de repente se cayó de una estantería.

-¡Ay! Dijo un niño, llevándose la mano a la cabeza, y todas las personas que estaban cerca de él hicieron un signo, de silencio, con el dedo índice en la boca,
-¡SSS!, Estaba en una biblioteca y no se puede hablar en las bibliotecas.
-¡Pero es que me ha caído este libro en la cabeza! Protestó el niño, y todos volvieron hacer el mismo signo de silencio, con el dedo índice en la boca
-¡SSS!.
-¡Hola!, Dijo una voz, muy bajito, El niño miró hacía la voz ¡y provenía del libro!

El niño asombrado se quedó con la boca abierta, y agachándose hacía el libro, que había caído en la mesa, se dirigió a él, como para escuchar, y el libro prosiguió hablándole:

-¡oye!, ¡si, tú! ¿Sabes la historia de esta biblioteca?
-¡No! Dijo el niño. Pero ¿tú, como puedes hablar, si eres un libro?
-Eso no importa ahora, escúchame bien. Levántate despacio y dirígete a esa pared que tienes a tu izquierda y justo debajo del cuadro del quijote a la altura de tu pecho, aunque no lo veas, está el picaporte de una puerta, gíralo y se abrirá una puerta, entra y ciérrala tras de ti.

El niño incrédulo, aunque con curiosidad, por ver que ocurriría tras su acción, se dirigió al sitio indicado por el misterioso libro parlante y aunque no veía el picaporte de la susodicha puerta misteriosa, realizó la acción de girar el pomo, y ¡Zas!, se abrió, la pared, pero lo curioso, es que nadie se fijó en él, ni le echaron de menos, tras desaparecer, tras ella, pues se quedo tan invisible, la puerta tras cerrarla, como si nunca hubiera existido.

Y entonces visualizó lo que le pareció una visión increíble e Indescriptible, se abrió ante sí, un mundo lleno de luz y de color, pasillos, y estancias, estancias y más pasillos, llenos de paredes cubiertas de estantes repletos de libros.

-Pero ¿esto que es? -Dijo nuestro amigo, que creía estar alucinando, y haber perdido la perspectiva de la realidad, o soñando, o que sabía él, solo que aquello estaba fuera de toda lógica.

Y para colmo el libro que le guiaba por aquellos pasillos interminables y estancias desmesuradas, tanto en extensión, como en altura, con algunas escaleras, que se alzaban a los infinitos estantes, ya no sabía como se le presentaba, si volando unas veces, o saliéndole brazos y piernas, o una cara risueña, guiñándole un ojo, cambiaba tanto de forma, que ya no sabía a que ser le hablaba.

-¿Quien eres tú? ¿Y que es todo esto?

-Hola, me presentaré – soy el duende de los libros, pero también me puedes llamar, Robi libro duende- para servirte en esta aventura

-pero yo no quiero vivir ninguna aventura, estaba tranquilamente en la biblioteca y me has interrumpido, y metido en esta locura

-No digas eso, te puedes arrepentir de verdad y volver de inmediato a la biblioteca, sin acordarte de nada, desde el mismo instante que caí sobre ti

Y nuestro amigo se lo pensó mejor, ya que estaba allí que podía perder, pero tenía que estar alerta, con los 5 sentidos atento a cualquier acontecimiento, pues no se fiaba mucho de ese ser tan extraño,
-Un duende, ¿donde y quien ha visto alguna vez un duende?
-Esta bien te seguiré; y Robi se puso a saltar y de repente a volar, y de repente otra vez a saltar, y dar vueltas entorno a él.
-Ven, sígueme y cuidado, mira donde, pisas, porque vamos a ir por zonas que están a medio construir, aquí los duendes, trabajan sin descanso, picando y horadando la tierra, porque tras los muros de la biblioteca, parece que los libros creciera, porque aquí se guarda el gran secreto, -dijo el duende.
-Pero ¿que secreto es ese?, y ¿por qué crecen los libros?, y ¿por qué no paran de construir estancias para ellos?, si ya casi nadie lee libros, estando los ordenadores y el internet, que es más barato y llega a más gente y más rápido. –dijo el muchacho
-¡Jejeje!, has dado en la diana, por eso existe este lugar, eso forma parte del secreto, ¡jejeje! Has dado justo en la diana, volvió a repetir sin dejar de dar saltos a su alrededor el duende.
-¿Si?, pues cuéntamelo ya y no te hagas tanto el interesante
-Bien te lo contaré, ¿Tienes limpias las orejas? Y orienta bien las antenas. –dijo Robi,
-Pero ¿que es eso?, ¡yo no tengo antenas!. –dice el chico
-¡Jejeje!, ya lo sé, es para darle suspense. –dice Robi, ¿sabes de donde viene mi nombre?
-Ahora una adivinanza?
-¡Jo!, para ser un chico, tienes el humor de un viejo cascarrabias
-¡No!, solo que venga, dímelo ya.


Xela