Erase una vez, un bosque encantado, con un lago mágico, y deseos mágicos:
Que quien se reflejara en él, podría ver la vida como ideal de vida y la oportunidad de cambiarla, si quisiera, a ese ideal.
Así empieza todo cuento que se precie, hablando de mundos mágicos y vidas posibles.
Una mujer mayor que paseaba por allí, y que de la mano llevaba, a su nieto, se asomó al lago, sin saber sus prodigiosos efectos mágicos y vio pasar en un instante su vida, sin darse cuenta, que por el camino, se le iba la niñez, la juventud y la vida, pero ¿que vida?, ¿la de quien?, ¿la de ella?, no, la de su marido, por sus hijos, a través de ellos, de sus ojos, de sus vidas ¿y la suya? ¿donde estaba su vida?, esa era su vida, su marido y sus hijos.
De repente el lago le habló:
-¿que te parece la vida que has vivido?
-Yo, el Lago, te brindo la oportunidad de volverla a vivir desde niña, si es eso lo que quieres.
La mujer se asustó, el nieto se le soltó de la mano y salió corriendo a refugiarse en brazos de su madre
-¿que dices de cambiar?, ¿como y porqué?
-Pensó que era una buena vida, porque era una vida de amor, porque quería mucho a su marido y sus hijos, que se hacían hombres y mujeres hechos y derechos y le daba unos nietos maravillosos.
Aunque siempre había querido trabajar de maestra; pintar; escribir cuentos, que era su gran pasión; tener una casa en el campo, con sus animales favoritos, gatos, perros, y caballos, donde cupieran todos sus hijos y nietos, cuando la fueran a visitar.
Y ahora que era mayor, disfrutar de la salud de su marido, de la suya, de la de sus hijos y nietos y viajar por el mundo, viendo y conociendo otras culturas.
-Es un buen deseo, y como en los cuentos todo es posible, te lo concederé.
Y dicho y echo, su vida se completó, y fue dichosa, por siempre jamás, rodeada de los suyos, y de todo el amor que eran capaces de dar y recibir.
Que quien se reflejara en él, podría ver la vida como ideal de vida y la oportunidad de cambiarla, si quisiera, a ese ideal.
Así empieza todo cuento que se precie, hablando de mundos mágicos y vidas posibles.
Una mujer mayor que paseaba por allí, y que de la mano llevaba, a su nieto, se asomó al lago, sin saber sus prodigiosos efectos mágicos y vio pasar en un instante su vida, sin darse cuenta, que por el camino, se le iba la niñez, la juventud y la vida, pero ¿que vida?, ¿la de quien?, ¿la de ella?, no, la de su marido, por sus hijos, a través de ellos, de sus ojos, de sus vidas ¿y la suya? ¿donde estaba su vida?, esa era su vida, su marido y sus hijos.
De repente el lago le habló:
-¿que te parece la vida que has vivido?
-Yo, el Lago, te brindo la oportunidad de volverla a vivir desde niña, si es eso lo que quieres.
La mujer se asustó, el nieto se le soltó de la mano y salió corriendo a refugiarse en brazos de su madre
-¿que dices de cambiar?, ¿como y porqué?
-Pensó que era una buena vida, porque era una vida de amor, porque quería mucho a su marido y sus hijos, que se hacían hombres y mujeres hechos y derechos y le daba unos nietos maravillosos.
Aunque siempre había querido trabajar de maestra; pintar; escribir cuentos, que era su gran pasión; tener una casa en el campo, con sus animales favoritos, gatos, perros, y caballos, donde cupieran todos sus hijos y nietos, cuando la fueran a visitar.
Y ahora que era mayor, disfrutar de la salud de su marido, de la suya, de la de sus hijos y nietos y viajar por el mundo, viendo y conociendo otras culturas.
-Es un buen deseo, y como en los cuentos todo es posible, te lo concederé.
Y dicho y echo, su vida se completó, y fue dichosa, por siempre jamás, rodeada de los suyos, y de todo el amor que eran capaces de dar y recibir.
Xela
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