martes, 25 de enero de 2011

África

“África”

África se me hacia inconmensurable, un mapa de sonidos, luz y color impresionante. Que me susurraba al oído, ven.
Sin duda la gran desconocida iba a grabárseme en la memoria para siempre. Después de ese viaje, que sin duda sería revelador me quedé vacía. Después de una relación de un año tan intensa, este viaje me vino muy bien para desconectar. Para reflexionar, sobre mi vida, necesitaba esto, otro prisma, por el que sentirme a mi misma, decidme que todavía estaba viva, que ya con mi edad, lo más seguro es que no tuviera hijos. Aquí en el último y más recóndito lugar del mundo, tomé conciencia de mi realidad, que no era otra que la de seguir con ella, con mi vida, por muy sola que me sintiera entonces. Solo quería sentir esa inmensa tierra que me estaba llenando el alma de vivencias, luz, color, aromas, empapadme de ella, de su fragancia, de su humedad, de su calor, de sus gentes, tan sencillas y a su vez generosas, que lo daban todo, sin tener nada.
Me uní a una asociación y por medio de ella, contacté con el orfanato. Sólo la vivencia con los niños, me sumergió en un torrente de vida, tan sin igual a lo anteriormente conocido que el tiempo de mi estancia se me fue volando, asistiendo a los niños como una cuidadora más, era lo que siempre me había llenado, no tenia comparación a mi estancia en Sevilla, en guarderías, o de canguro, en casa de alguna que otra familia, mientras me preparaba las opoxiciones, y mucho menos se podía comparar con los últimos 5 años que me había pasado en la consulta de un medico, como recepcionista. Aquí, en el orfanato, podría quedarme toda la vida, con ellos, con los niños de África.
No os diré que me volví a Sevilla, no os diré que adopté un niño, porque es dificilísimo, si no podía casi manejar mi vida, como podría hacerlo con un niño, eso es un sueño, mi sueño, pero no os diré que se cumplió, porque no. Los sueños son eso, sueños y África…. Otro sueño.

Xela

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