jueves, 21 de mayo de 2009

El Hombre del Baobab

Escrito por: David Cantero

Frases del libro:

- Me gusta entretener la voz en los palacios de la aurora. Contenerla lejos de las cavernas del sol y de la luz. Acallarla al describir la penumbra o ennoblecerla al evocar el esplendor de las estrellas más calladas. Recrearla en la única cara que la Luna nos enseña. Alzarla al detallar la seda de su rostro cuando aún era mi rostro, el reverso de sus manos cuando aún eran las mías, o el tacto divino de su boca la única ocupación entonces de mis labios...
- Descubres que tu padre también se ha hecho viejo, muy viejo, y eres absolutamente consciente de su desamparo, del tuyo... No eran eternos, también ellos estaban a merced del tiempo, ese ser perezoso, insomne e impaciente, ese asesino. Su transcurrir, que fortalece castaños, membrillos o cerezos, consume hombres y mujeres, que apenas tuvieron tiempo de ser niños.. Deberíamos pasar la infancia como alisos mecidos por el viento, vivir la larga adolescencia de los pinos. Tener la carne de almendra y la voluntad de caoba. La piel del álamo o el olivo. Ser ciruelo. Naranjo o limonero con el alma inmensa de un baobab.
- Su herencia genética era poderosa. Descubrir que podía reaccionar o comportarme igual que él me llenaba de ira...me veía reflejado en sus peores defectos. En todas esas actitudes que yo detestaba y que difícilmente podía evitar. Era contra mí mismo contra quien me revelaba al mirarme en ese extraño espejo.
- La herrumbre del remordimiento nos va dejando opaca el alma.
- Habría que calzar los zapatos de cada persona para llegar a entender las verdaderas razones de sus actos, y eso es imposible.
- La poderosa marea de Luis, como un tsunami, había arrasado las ciertas costas de su fantasía.
- ...pero nunca podía compararse aquel extraño amor con el que le inspiraba Luis, tan inmenso. En medio de aquel tremendo lío, descubrió que él era esa parte de ella que siempre echaba en falta.
- Lo cierto es que vivía profundamente atormentado, aunque fuera en silencio. Sin decir apenas nada, sin excesivas lamentaciones, sin aspavientos, sin derrochar demasiado tiempo en penas ni alborozos. También podía pasar de un extremo a otro cuando menos lo esperabas. Podía regocijarse en algo insignificante, gozar como nadie de ello y, un instante después, caer de nuevo sumido en su recóndita tristeza en su impenetrable amargura.
- A pesar de ello, aunque pudiera parecer imposible, poseía un don para hacer felices a las pocas personas que amaba de verdad. Luis casi siempre enajenado, absorto en su inmutable soñar, amparado en su burbuja, casi indefenso afuera, perdido en el laberinto de un mundo para él incomprensible. Si lograbas entrar en su pompa protectora, si conseguías que lo permitiera, podías descubrir cuantos prodigios guardaba Luis allá adentro.
- Los dos sentimos el sordo rumor de dos corazones condenados a encontrarse. Durante un larguísimo minuto, nuestras miradas, desbocadas. Perennes, conversaron ajenas a nosotros.
- Recordé un poema de Béquer que, de niño, papá me recitaba apasionado:
“Hoy la he visto... la he visto y me ha mirado, ¡hoy creo en Dios!”
- En aquel instante volví a creer en la vida, en el absoluto poder del universo, en Dios al fin y al cabo. La simple posibilidad de amar a Nadia me había salvado. De nuevo quería vivir. Al menos hasta haberla amado una vez.

- Dentro de él creo haberme aproximado con cierto éxito a la verdadera felicidad. Al menos sucede en ocasiones. A esa felicidad que desconocemos, la que no depende de nada ni de nadie. La que nos colma sin más colmándose en sí misma. La que siempre buscamos en vano, pues ella jamás frecuenta los lugares que solemos frecuentar, esas situaciones, ese tipo de gente. Una felicidad en la que apenas cabe la desgracia, pues nada, excepto tu propio dolor puede hacerte desgraciado. Eso ya me importa poco, tengo mis propios remedios para aliviar muchas dolencias. Lo que siempre me angustió, lo que siempre temí más que el dolor, era a la desdicha que traen las pérdida, las ausencias. Pero ya lo perdí todo. Siempre tuve más miedo a la muerte de los otros que a la mía.
-Llegué a sentir algo muy cercano a la felicidad. Había encontrado mi lugar...
- Desde que he vuelto a pensarte, a pensar en tu mundo que fue el mío... se me escapa la poca cordura...
- ...¿Y si de improviso descubriera que toda tu vida ha estado equivocada por una razón u otra?...¿Y si supieras que esos errores no servirán de nada?... Que no te harán aprender ni una sola de las tediosas e inútiles lecciones que precisamos para vivir.
- Vives en un mundo completamente ininteligible para mí...
- Allí pasé las horas mirando a través de la opaca falsedad de hombres, sobreviviendo a duras penas en un loco baile de máscaras...Intentando vencer a los días, ganar tiempo, pero el tiempo es como el aire, te das cuenta de que existe sólo cuando falta, y así lo vas desperdiciando...
- La vida es un continuo suceder en que realmente no sucede nada, en el que nada tiene importancia...
- ...no sabía cómo dejar de desperdiciarla... y fui a descubrir que la nada lo es todo...
- ...Sé que ya no soy el mismo pero sigo sin saber quién soy...
- ...como se espera que todo florezca tras el largo letargo del invierno.

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